Nadan azules las orbitas de tus ojos
Entre tan increíble trasparencia orgánica.
En la calle con gestos de maniquí
Regalabas mentiras femeninas en fragancias francesas.
Como testigo invisible no quise entrometerme
Hubiera destruido esa fantástica ceremonia.
Tu belleza iniciaba su danza en mi imaginación
Entremezclándose con manos y brazos y besos.
Envestidas de labios y alientos furiosos.
Con los cuerpos diluyéndose livianos
Revelando el sexo en una unión de flores perfectas.
Me alejé sin distancia en el apuro
Transeúnte dislocado de su rumbo.
Y ya no eras parte del instante ilusorio
Eras del tiempo, como yo.
Volando a la deriva entre la tierra y el viento.
lunes, octubre 6
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